trazando líneas

Armando Páez | Fanzine. Selección de textos | Artículos, etc.

Epílogo, Abrilmayo 1994

[Arquitectura]

Somos los guardianes temporales de los diversos dones de la vida.
[Lech Walesa]

¿Hasta dónde puede llegar una idea?

Un sueño, una ilusión, una esperanza, un sufrimiento…

¿Hasta qué punto puede una idea transformar patrones establecidos, desafiar sistemas y estructuras impuestas?

Decadencia. Crisis. Injusticia. Ignorancia. Caos. Contaminación. Destrucción. Fanatismos. Modas. Poder. Intolerancia. Dinero. Manipulación y más, mucho más…

Intereses de unos cuantos que someten a unos muchos…

Bienvenido al Planeta de los Hombres.

Materia y no materia.

No materia y materia.

Explosión de diversas sensaciones… temores… recuerdos… credos… pasiones… intereses… IDEAS.

Explosión.

Un planeta.

Movimiento.

Explosión… movimiento… una idea… un planeta.

Nos movemos en él… ¿Cómo queremos hacerlo?

Intereses… vacío del espíritu… saturación de la materia…

Nos movemos en él…

Una idea. Ideas: Arquitectura.

Nos queremos mover. No ataduras.

Orden: movimiento de la materia.

Belleza: movimiento de la materia.

La materia necesita belleza y la no materia orden.

Una idea: proponer orden, ofrecer belleza.

Mostrar el orden, mostrar la belleza.

Propiciar el movimiento:

naturaleza de las cosas, del universo.

Propiciar el movimiento ordenado del ser humano en su aspecto material y en su esencia no material.

Arquitectura: el Mundo de las Ideas que mediante un proceso doloroso, áspero e incómodo, que exige soledad y silencio, sencillez y simplicidad, se transforma en materia… en una parte del mundo físico que se ofrece a los hombres para que estos se muevan… se mueva su aspecto material y explote su aspecto no material.

Orden y Belleza que unidos son un solo concepto:

ARMONÍA.

Armonía del hombre para el hombre,

del hombre para el planeta.

Propiciar el desarrollo del ser humano como una unidad.

¿Hasta dónde se puede llegar con una idea?

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Número 3, Enero 1994

[Cuestiones políticas y sociales]

Muchos se obstinan en perseguir el camino que han elegido, pocos en perseguir la meta. 
[Nietzsche]

La crisis de las utopías… ¿Existen utopías?

Estamos demasiado ocupados intentando ser los mejores en lo que hacemos. No hay tiempo para soñar. «El mundo es acá abajo». Si te detienes un instante en el ‘camino’ los que están atrás te empujan, te atropellan. Los de adelante no te esperan, no quieren ser alcanzados; provocan tu tropiezo. Lo más fácil es dejarse arrastrar.

Vivimos en la sociedad del vértigo… todo se hace rápido. Hoy está de moda, mañana no existe. Hoy se proyecta y se construye, mañana, demolición. Hoy funciona, mañana, ¡cámbienlo! Hoy decidimos, mañana pensamos.

¡Rápido, rápido, rápido! Se incrementan costos; mañana, cuesta más. ¡Rápido, rápido, rápido!… y después… ¿qué?

Hacemos todo rápido: terminar la carrera lo antes posible, destacar lo antes posible, llegar primero, ser el primero… vértigo. Vértigo que impide detenerse para reflexionar: «¿Por qué hago todo esto? ¿Para qué? ¿Qué quiero?«.

La crisis de las utopías… ya no hay utopías.

Estructuras impuestas.

Es momento de salirse del ‘camino’; que pasen todos… que lleguen (si es que se dirigen a algún lugar). Tú puedes llegar a un lugar, a tu lugar: una utopía que te da esperanza y te hace soñar, crear y pelear. Meta que te motiva a realizar las cosas lo antes posible, sí, pero con un objetivo, no por costumbre o porque así te dicen que debe ser. Utopía que —inexplicablemente— es la utopía de otros que también se han salido del ‘camino’. Utopía que no sólo es tu utopía.

Pero… una utopía es algo irrealizable…

Observa los muros… Observa la luna…

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Número 2, Noviembre 1993

[Arquitectura]

¡No seamos estudiantes de arquitectura sólo de salón de clases y restirador en casa, que lo único que hacemos es dibujar planos y hacer maquetas (porque eso es mi carrera, algunos dicen)! ¡No nos cerremos! ¡Ampliemos nuestra visión! Seamos el estudiante de arquitectura en continua formación, que va, que busca, que comparte, que inventa, que conoce, que descubre, que no sólo habla de arquitectura, que entiende o intenta entender a la gente (la que le dará vida a sus edificios). Si no somos capaces de vivir en armonía con nosotros mismos, con los demás y con la naturaleza, ¿de qué sirve hacer estupendas maquetas y planos, de qué sirve ser un ‘excelente’ estudiante de arquitectura… si como seres humanos somos basura?

Soñar primero, imaginar después, proyectar y trabajar por un mundo mejor antes de concluir. Esto no sólo es tema de películas y novelas de ciencia ficción: soñar, imaginar, proyectar y luchar por un ideal sólo lo hacen aquellos que conocen el valor de un sueño. Para ellos soñar no es sumergirse en alucinaciones vanas; es alimentar su espíritu con alegría y esperanza, buscando mejorar lo que todavía puede estar mejor. Imaginar es algo más que un acto ‘creativo’; es encontrar lo que otros no pueden percibir. Proyectar es más que una tarea o un salario; es compartir lo anhelado, es proponer bienestar: orden y belleza. Para ellos luchar es una forma de vida.

En lugar de diseñar edificios frívolos y superficiales —para otros arquitectos o gente frívola y superficial— trabajemos por un mundo sano, alegre, donde vivir no sea una consecuencia física, una rutina prestablecida.

Soñemos, imaginemos, proyectemos y tal vez algún día construiremos edificios donde sea bueno vivir, donde vivir sea eso: VIVIR.

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[Literatura]

Tres, dos, uno... y uno otra vez.
Y cuando algo se oculta, siento... y pienso:
"Somos tan distintos y a la vez tan parecidos
Somos todo y nada somos
Somos aire, agua, una piedra... somos fuego
Intentamos ser hombres
Crecemos 
al buscar
al crear
al luchar
al continuar...
Lloramos porque somos tristeza
Reímos porque somos alegría
Soñamos porque la vida es un sueño,
sueño de orden y belleza:
Orden, que separa a una estrella de otra,
que une a un átomo con otro.
Belleza... es el espacio,
es todo en sí mismo.
Orden y Belleza:
Arquitectura a gran o pequeña escala
que nos hace permanecer
que está viva...
y que ama".

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Número 1, Septiembre 1993

[Cuestiones políticas y sociales]

Vivimos en un sistema —social, económico, político, educativo, religioso, de gobierno— en el que lo importante es no pensar. No vale tener inquietudes (que no satisfagan al sistema), no vale cuestionar, no vale oponerse, no vale opinar. No vale dudar del sistema. Las cosas están establecidas, hay que cumplirlas lo mejor posible […]

Tenemos miedo: miedo de reclamar, de exigir, de proponer, de experimentar, de opinar, de expresarnos, de decir y hacer lo que pensamos, lo que sentimos. Así nos han ido modelando los que manejan el sistema, nos han hecho conformistas, apáticos, temerosos, inseguros. Nos han hecho borreguitos […]

Cuando cada uno descubra al gran ‘Yo’ que tiene adentro de sí mismo, ‘Yo’ que espera ser, no habrá sistema, por poderoso que parezca, que frene, que aniquile, que aplaste las nobles aspiraciones, los sublimes ideales que cada hombre tiene en su corazón.

Reflexionar es escuchar a ese ‘Yo’ que es nuestra parte más humana. La parte que nos hará vivir sin cadenas.

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Número 0, Agosto 1993

[Arquitectura]

Es difícil sentarse enfrente de una hoja de papel en blanco y trazar una línea con sentido, sea esta línea una letra, un número o un croquis.

Liberarnos usando una máquina de escribir o una computadora, un papel mantequilla o bond, para expresar una idea, requiere de mucha concentración, de mucha interiorización para poner en orden la mente y lograr con esto que la idea tenga una estructura, una forma que satisfaga nuestros sentimientos, preocupaciones, inquietudes, aspiraciones, sueños; lograr que lo que escribimos o diseñamos es realmente el mensaje que queremos transmitir, la idea que ha cristalizado en nuestro corazón, no es tarea fácil. Es necesario conocernos, saber qué queremos decir, ofrecer.

La necesidad de encontrar respuesta (ya sea en un dibujo, en un verso, en un ensayo, en una melodía, en un cálculo, en una maqueta, en un trazo…) a una pregunta que uno mismo se realiza es la esencia del cambio; cambio que es investigar, que es buscar, que es inventar, que es experimentar, que es errar y acertar; cambio que es percibir una de las formas en que se manifiesta la Verdad, nuestra propia forma de sentirla y conocerla (y no la que otros nos imponen); es encontrarse consigo mismo; es entender; es vivir intentando armonizar con lo que hay afuera y compartir lo más humano que traemos adentro.

Expresarse es una necesidad cuando sentimos que lo que encontramos es bueno, que es algo que tenemos que decir porque estamos seguros que está a favor de cualquier manifestación que tiene la vida, a favor de la justicia, a favor del orden que debe reinar en nuestras relaciones sociales, en nuestras ciudades, en nuestro interior.

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[Literatura]

Mientras jugabas 
con una idea del universo
se confundieron 
todas las sensaciones 
al mismo tiempo.
Ahora quieres gritar,
pero ya no sabes cómo hacerlo;
buscas explicación,
pero sólo encuentras más preguntas...
Es la hora de aventarse de cabeza
al firmamento;
es la hora de besar
lo que no tiene explicación;
es la hora de abrazar
la vida con el alma.