El universo de Miss Universo

Armando Páez | 22 de mayo de 2021 | Artículos, etc.

La chihuahuense Andrea Meza ganó el concurso Miss Universo 2020 (celebrado en mayo de 2021 debido a la pandemia del COVID-19). Es la tercera mexicana designada “la mujer más bella del universo”.

Más allá de las críticas que recibe este concurso por imponer un estereotipo de belleza femenina o, para algunas, cosificar a la mujer, lo que siempre se me ha hecho exagerado es la idea de lo universal: no sabemos si hay mujeres en otros planetas con las características físicas y de personalidad de Andrea Meza y las otras misses terrícolas.

El concurso se denominó Miss Universo porque cuando se creó en 1952 ya existía otro llamado Miss Mundo, el objetivo de ambos era promover trajes de baño. Ignoro si la idea de lo universal se hizo para destacar el patrocinio de los estudios cinematográficos Universal o se retomó el nombre que se les dio a las ganadoras del Concurso Internacional de Belleza, celebrado entre 1926 y 1935, que vio su fin por la crisis económica que trajo la Gran Depresión. ¿Por qué a los organizadores de ese primer concurso internacional se les ocurrió el término “universal”?  

La idea del universo en 1926 era muy diferente a la actual, aunque en esos años se establecieron los elementos que definen la visión prevaleciente.

Al comenzar la década de 1920 había dos posturas: 1) la Vía Láctea era todo el universo, 2) las nebulosas espirales que se percibían no estaban en el borde de la Vía Láctea, eran galaxias independientes ubicadas más allá de esta, muy distantes.

El debate se zanjó a partir de los descubrimientos que hizo Edwin Hubble en 1923 y 1924, que le permitieron definir la distancia de esas nebulosas: el universo se extendía mucho más allá de la Vía Láctea, era más grande. Una de las nebulosas (galaxias) que estudió Hubble fue la catalogada como M31, o Andrómeda, que en griego antiguo significa: “gobernante de los hombres”…

En 1926, Bertil Lindblad, después de analizar el movimiento de las estrellas, que lo hacían en subsistemas, cada uno con una velocidad propia siguiendo una dirección específica, concluyó que la Vía Láctea era una espiral en rotación. Un año después, las observaciones de Jan Oort confirmaron esta teoría.

Ahora bien, Hubble no solo determinó la distancia de las galaxias, también identificó que estas se movían, pocas acercándose y la mayoría alejándose; lo extraño era que se movían más rápido cuanto más lejos estaban. El universo no era estático, como se creía.

En 1927, Georges Lamaître propuso que el universo se expandía, idea que algunos científicos vieron como una solución brillante, entre ellos Arthur Eddington, que fue el primero en explicar, en 1926, la constitución interna de las estrellas, y otros tomaron con escepticismo, como Albert Einstein, cuya teoría de la relatividad general, publicada en 1915, daba elementos para plantear modelos en los que el universo se expandía, se contraía o permanecía estático.

A partir de la idea de la expansión, Lamaître propuso en 1931 que el universo había surgido de un “átomo primitivo”: una partícula extraordinariamente densa que contenía toda su materia y energía, de unas treinta veces el tamaño del Sol. En 1933, Einstein afirmó que esta explicación sobre la creación era “la más bella y satisfactoria”. Desde 1949 se conoce como Big Bang.

Si bien este modelo es el paradigma dominante, hay contradicciones y preguntas que invitan a pensar que todavía falta mucho para comprender la estructura, el pasado y la evolución de la red cósmica, así como para imaginar con cierta certeza su futuro. Algunos cuestionan la idea de la expansión y la existencia de la materia y la energía oscuras, conceptos en boga.

Las imágenes del universo en color de alta resolución que ha visto en su teléfono celular Andrea Meza, ingeniera en software, son diferentes a las que quizá vio impresas en blanco y negro Catherine Moylan, actriz, primera Miss Universo en 1926, que no manejó la información que sí tuvo Henrietta Swann Leavitt, astrónoma del Observatorio del Harvard College, cuyo trabajo en las primeras décadas del siglo XX sobre la luminosidad de las estrellas (las variables cefeidas) le permitió a Hubble llegar a sus conclusiones. Fue una de las Computadoras de Harvard: grupo de mujeres contratadas desde finales del siglo XIX por dicha institución para clasificar datos. Se le considera la madre de la cosmología moderna.

Modelos y modelos: la necesidad de comprender, la necesidad de explicar; la necesidad de atraer, la necesidad de vender. La necesidad de sentirse, en lo pequeño, grandioso.

[Imagen: Science Photo Library]